Probablemente te sea familiar esa sensación de somnolencia que empieza a apoderarse de ti al llegar al mediodía. No eres solo tú, nos sucede a todos tanto si hemos comido como si no. El repentino decaimiento que experimentamos a mitad del día se debe a un declive natural del estado de alerta del organismo. El cuerpo nos pide hacer la siesta.
En este artículo ahondaremos en los motivos que nos hacen dormir al mediodía, qué beneficios tiene para la salud, cuáles son sus desventajas, cuánto tiempo debe durar la siesta y te daremos algunos consejos para disfrutar de una siesta reparadora.
¿Por qué dormimos la siesta?
La siesta es ese rato de descanso que nos pide el cuerpo al mediodía, generalmente después de la comida. Nos lo solemos permitir para recuperar el sueño perdido, anticiparnos a una noche de vigilia, para disfrutar o, simplemente, para pasar el tiempo.
Se trata de una necesidad natural, una costumbre que, según afirman algunas investigaciones, el hombre primitivo ya tenía y la abandonó para adaptarse a los ritmos de vida cada vez más rápidos. De hecho, el ser humano es uno de los pocos animales que duerme una sola vez al día, ya que el resto alternan fases de sueño y vigilia durante la jornada.
Si el sueño es una necesidad, porque necesitamos dormir para poder vivir, la siesta ya es un lujo.
Dra. Nuria Roure, psicóloga para trastornos del sueño
La palabra siesta proviene de la antigua Roma. Los romanos dividían el día en horas de luz y horas de oscuridad. Durante lo que ellos denominaban la sexta hora de luz (equivalente a las 12 pm), momento de más calor del día, aprovechaban para hacer una pausa en sus labores y descansar.
Este breve descanso a mitad del día comenzó denominándose “sextear” o “guardar la sexta” y con el tiempo se convirtió en “sestear” o “guardar la siesta”.
Que la siesta es beneficiosa para la salud, es algo que ha sido demostrado en diferentes campos de la ciencia, afectando tanto a nuestro sistema inmunitario como en nuestro humor, entre otras cosas. Mientras dormimos, el cerebro produce más serotonina, un neurotransmisor que proporciona una sensación de satisfacción y bienestar. Diferentes estudios neurológicos han comprobado que durante la siesta y, sobre todo, si se alcanza la fase REM, se estimula la actividad en el hemisferio derecho del cerebro asociado a la creatividad. Quienes duermen siestas son, por ejemplo, más creativos a la hora de encontrar soluciones a problemas. La falta de sueño dispara la producción de cortisol en el organismo, lo que entre otras cosas puede provocar diabetes y enfermedades cardiovasculares. Durante la siesta, en cambio, se produce la hormona del crecimiento que actúa como antídoto del cortisol. Se ha demostrado que dormir hasta 45 minutos de siesta ayuda a la recuperación cardiovascular tras un esfuerzo y disminuye la presión arterial como demuestra este estudio. Un estudio de la NASA hecho con 747 pilotos demostró que, después de dormir 26 minutos de siesta, estaban más alerta, tenían mejores reflejos y cometían menos errores. Los beneficios también tienen repercusión en la salud física y se mejora la calidad del sueño nocturno. Dormir un rato al mediodía tiene varios beneficios como permitir luego absorber nuevos conocimientos y fijar los ya adquiridos previamente. El sueño facilita el almacenamiento de la memoria a corto plazo, porque transfiere los recuerdos recientes al neocórtex, donde se consolidan los recuerdos a largo plazo. Con este proceso se libera espacio en el hipocampo para guardar nueva información. La siesta es recomendable porque aumenta la productividad de los trabajadores y el rendimiento escolar de los niños. Según los resultados de un estudio de la Universidad de Navarra, aún cuando durmiendo menos de cinco horas se aumenta el riesgo de obesidad, si se complementa con una siesta diaria, se puede conseguir lo contrario. No solo se reduce el riesgo de obesidad, sino que se consigue un mantenimiento del peso saludable. La revista Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism publicó un estudio que revelaba que tan solo 30 minutos de siesta bastan para restituir el impacto que tiene una mala noche de sueño sobre los sistemas inmune y endocrino. Este breve descanso es capaz de devolver ambos sistemas a sus niveles normales nuevamente. Después de la comida, las neuronas que producen la hormona orexina, responsable de mantenernos despiertos durante el día, se desactivan, lo que explica la somnolencia que experimentamos. Esto es porque el cerebro necesita este rato de reposo para refrescarse y recargar energía. No obstante, este descanso no debe superar la media hora, ya que en ese caso provocaría el efecto contrario. Si supera los 40 minutos, se entra en la fase profunda de sueño durante más tiempo. Así, el organismo se habitúa al sueño y, al cortarla, se ve obligado a volver al estado activo de golpe, segregando grandes cantidades de cortisol. Esto produce una respuesta inflamatoria que se traduce, entre otras cosas, en dolor de cabeza. Si la siesta es un poquito más larga o se hace más tarde, sí que estamos quitando sueño a las horas nocturnas. Y es que si entramos rápidamente en un sueño profundo por estar más tiempo durmiendo, nos puede pasar que después nos levantemos con la cabeza un poco embotada, con la sensación de resaca. Dra. Nuria Roure, psicóloga para trastornos del sueño Además, las siestas extensas aumentan los niveles de glucosa en sangre, pudiendo desencadenar obesidad, diabetes tipo 2 e, incluso, accidentes cardiovasculares. A pesar de sus numerosos beneficios, dormir la siesta también puede acarrear algunos inconvenientes como: Generalmente, si la siesta es corta, no tiene porqué suceder y no suele afectar al descanso nocturno. Sin embargo, las siestas que exceden los 30 minutos podrían empeorar la calidad del sueño por la noche y pueden llegar a provocar insomnio. A veces tenemos miedo de si, hacer una siesta, quizás pueda dificultar el descanso por la noche. No te preocupes, si es una siesta corta, no hay problema. Dra. Nuria Roure, psicóloga para trastornos del sueño Es esa sensación de aturdimiento, desorientación e, incluso, torpeza, que sentimos al despertarnos. Según estudios científicos, esto se debe a un deterioro del rendimiento cognitivo que se produce inmediatamente después de despertarse y que puede durar hasta media hora. Aunque no es frecuente, en algunas personas provoca un tipo de cefalea que puede durar desde 20 minutos a horas. Si nos despertamos con la cabeza embotada tras una siesta puede querer decir 2 cosas: o que te has pasado de tiempo, o que no estás durmiendo suficiente por la noche. Dra. Nuria Roure, psicóloga para trastornos del sueño Si eres de los que les gusta dormir siesta o, después de este artículo, te estás planteando empezar a hacerlo, toma nota de los siguientes consejos para aprovechar todos sus beneficios y conseguir que sea realmente reparadora: Crea el ambiente perfecto. Lo principal es encontrar un lugar cómodo, donde haya poco o nada de ruido, con una temperatura agradable y, a ser posible, con poca luz. A veces tenemos la tentación de dormir en el sofá, pero es mejor hacerlo en la cama. Hazlo en el momento adecuado. Entre las 13 y las 17 hs los ritmos circadianos sufren una caída, coincidiendo con el momento de mayor somnolencia. Por eso, la siesta después de la comida es la más beneficiosa. Si duermes bien por la noche, con ese descanso deberías tener suficiente. Pero si quieres dormir durante el día, tienen que ser 20 o 30 minutos como máximo y antes de las cuatro de la tarde. Dra. Nuria Roure, psicóloga para trastornos del sueño No hagas siestas largas. Lo ideal es hacer siestas de entre 10 y 20 minutos, intenta no pasar de los 30 minutos para evitar que interfiera con el sueño nocturno.Beneficios de dormir la siesta
Mejora el estado de ánimo y fomenta la positividad
Estimula la creatividad y facilita resolver problemas
Ayuda a mantener una buena salud del corazón
Mejora los reflejos y el estado de alerta
Beneficia la salud mental en ancianos
Potencia la memoria, la concentración y el aprendizaje
Reduce el riesgo de obesidad
Restaura nuestro sistema inmune
Refresca el cerebro
Cuánto tiempo debe durar la siesta
Desventajas de dormir la siesta
Insomnio
Inercia del sueño
Dolor de cabeza
Consejos para disfrutar de una siesta reparadora