Una pregunta habitual de los padres primerizos suele ser ¿puedo hacer algo para ayudar a dormir a mi bebé? La primera recomendación es tener paciencia, porque finalmente su sueño se acabará regularizando. Pero, además, sí que hay algunas cosas que se pueden hacer.
En este artículo te explicamos más sobre el sueño del bebé y te damos consejos para que se duerma más fácilmente y para ayudarlo a crear un buen hábito de descanso.
¿Cómo es el sueño del bebé?
Es totalmente normal que a tu bebé le cueste dormir. Ten en cuenta que viene del período de gestación y se está adaptando al mundo fuera del vientre materno. Para empezar, sus ritmos circadianos son inmaduros y aún no distingue entre el día y la noche, duerme a lo largo de las 24 horas del día cuando lo necesita y se despierta cuando tiene hambre.
Por otra parte, sus ciclos de sueño no son como los de los adultos y solo tienen dos fases (y su fase REM es corta). Conforme van creciendo, se van añadiendo más (hasta llegar a 5, es decir, 4 fases No REM y 1 fase REM) e incrementan su duración, por lo que el tiempo de cada ciclo también aumenta.
En resumen, el sueño del bebé es un proceso evolutivo que avanza al paso de su maduración hasta los 6 o 7 años, cuando ya ha adquirido las características del sueño adulto. Mientras tanto, lo aconsejable es acompañar este desarrollo, ayudándolo a adquirir unos buenos hábitos de descanso.
¿Cuántas horas debe dormir el bebé?
Las necesidades de sueño del bebé varían en cada etapa de su desarrollo. De todas maneras, la cantidad de horas que se determina para cada etapa es orientativa, ya que el patrón de sueño puede variar en cada bebé. Por lo que, si tu pequeño no cumple con la cantidad de tiempo que le toca según su etapa de crecimiento, no te preocupes porque poco a poco se irá acostumbrando e irá regularizando su ritmo.
De recién nacido hasta los dos meses. Aún no identifica la diferencia entre la noche y el día y no tiene desarrollado su reloj interno. Lo habitual es que duerma entre 16 y 20 horas cada día, pero con interrupciones cada 2 o 3 horas, aproximadamente, para comer. En total serían de 7 a 9 horas de día, y entre 8 y 9 de noche.
Desde los 2 hasta los 4 meses. El patrón empieza a variar más entre el día y la noche. Lo habitual es que duerma de 3 a 5 horas de día y de 9 a 10 de noche. Y, además, es la etapa en la que algunos bebés empiezan a despertarse menos durante la noche. Pueden llegar a dormir entre 5 y 6 horas seguidas.
Desde los 4 hasta los 6 meses, las siestas se reducen a unas 3 horas y aumentan el sueño nocturno a entre 10 y 12 horas. Este cambio más agudizado puede ser difícil de llevar para el bebé, por lo que es probable que aumenten los despertares y llantos nocturnos en este período.
A partir de los 6 meses, etapa que coincide con el inicio de la introducción de alimentación complementaria, el sueño del bebé se distribuye entre unas 3 horas al día (que van disminuyendo hasta los 3 años que se suprimen) y otras 11 o 12 horas de noche con menos despertares.
Los bebés y los niños pequeños duermen muchas horas porque consumen mucha energía al estar creciendo y aprendiendo constantemente.
Dra. Carla Estivill, medicina del sueño
Consejos para ayudar al bebé a dormir
Crea una rutina relajante para la hora de ir a dormir. Procura no hacer actividades dinámicas que puedan estimular al bebé una o dos horas antes de dormir e incorpora a sus cuidados una rutina relajante que puede incluir un baño antes de acostarlo, masajes, ponerle música relajante o cantarle una canción. Repite este ritual a diario y procura acabar siempre con lo mismo, para que de a poco lo vaya relacionando con el inicio de la hora del descanso.
Mantén un entorno agradable en la habitación. La iluminación ha de ser tenue y lo ideal es que la temperatura ronde entre los 22 y 24°C. Cuando le hables al bebé, hazlo con voz suave y trata de hacer movimientos lentos.
Acuesta a tu bebé mientras aún esté despierto, pero ya algo somnoliento, para que empiece a asociar su cuna con el sueño y, a ser posible, siempre a la misma hora.
Cuando tengas que atenderlo durante la noche, ya sea para alimentarlo o cambiarle el pañal, hazlo de la manera más tranquila posible, sin estimularlo para que entienda que es momento de descansar y no de actividad.
Prueba a usar chupete. Se ha comprobado que el chupete tiene un efecto relajante (por el movimiento de succión). También hay estudios que lo sugieren como uno de los factores de prevención del Síndrome de Muerte Súbita del Lactante.
Si tu bebé no tiene un buen día por cólicos o dolor de dientes, por ejemplo, y te está costando aún más de lo habitual, puedes echar mano de Apps para dormir al bebé con ruido blanco. Es un recurso efectivo, pero no es aconsejable abusar de este para que no se acostumbre a dormir en un entorno concreto y pueda hacerlo en cualquier sitio.
Ten paciencia, solo es una etapa y, con el tiempo, pasará.
¿Cómo deben dormir los bebés?
Una de las recomendaciones principales a la hora de dormir al bebé es acostarlo siempre boca arriba, no colocarlo nunca boca abajo y, preferentemente, tampoco de lado, ya que podría girarse y acabar boca abajo. Acostar al bebé en posición supina es uno de los factores más importantes en la prevención del síndrome de muerte súbita del lactante (SML).
El SMSL es la muerte repentina de un niño menor de un año que ocurre durante el sueño sin causa médica explicable.
Otras medidas que es aconsejable tomar:
Cuando acuestes al bebé en la cuna, quita peluches, cojines y almohadas, para evitar que la cara del bebé pueda quedar cubierta.
Procura que las sábanas queden bien ajustadas y no coloques en la cama mantas gruesas ni pesadas.
Evita el sobrecalentamiento del bebé. No lo abrigues más de lo necesario y evita que la temperatura de la habitación sea muy elevada.
El colchón tiene que ser firme y estable (evita los colchones blandos) y cumplir con las normas de seguridad vigentes (más adelante te damos detalles concretos sobre las características que debe tener). De hecho, hay colchones diseñados especialmente para niños.
¿Por qué los bebés deben dormir sin almohada?
En las recomendaciones anteriores te comentábamos que los bebés no deben dormir con almohada. ¿Por qué?
Dado que el bebé aún no está formado anatómicamente como un niño o un adulto, proporcionalmente su cabeza es más grande que el resto del cuerpo. Por este motivo, la almohada ni le brinda el apoyo correcto ni le aporta comodidad, ya que le obliga a forzar la curvatura del cuello.
La segunda razón por la que no tiene que dormir con almohada es el riesgo de asfixia, puesto que podría quedarle la cara atrapada
¿Cuál es el mejor tipo de colchón para un bebé?
Es importante escoger bien el colchón del bebé, ya que este tiene que ser seguro y adaptarse a las necesidades de su cuerpo en esta etapa de su crecimiento.
Respecto al tamaño, las dimensiones se deben corresponder con las de la cuna (nunca coloques un colchón más pequeño que deje huecos en los que podría quedarse atrapado el bebé). Ten en cuenta que hay una medida estándar de 117 X 57 cm, para las cunas de 120 X 60 cm, pero también puedes encontrar tamaños especiales en caso de que la cuna sea diferente.
El grosor, por su parte, es aconsejable que ronde entre los 12 y los 18 cm, más fino no es aconsejable y más grueso no es necesario.
Sobre los materiales, los más recomendables son los de muelles ensacados (muy transpirables y durables), los de espumas perfiladas (se adaptan muy bien al cuerpo del bebé y las perfilaciones favorecen la circulación de aire), los de látex (es hipoalergénico, antiácaros, es flexible y muy adaptable) y los de fibra de coco (natural, ecológico, hipoalergénico y transpirable).
Conclusiones
Mientras tanto, además de tener mucha paciencia, la manera de ayudarlo a dormir mejor y aprender a tener unos buenos hábitos de sueño consiste, básicamente, en crear rutinas y un entorno que favorezca la relajación, así como encontrar cuál es el momento idóneo para llevarlo a la cuna.